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46 Pierden todo su valor, y salen temblando de sus escondites.

47 ¡El Señor vive! ¡Bendita sea, mi roca!

¡Alabado sea él, que es la roca de mi salvación!

48 Bendito sea Dios, pues destruye a todos los que se me oponen y me libra de mis enemigos.

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